Para un cuerpo sano y bello

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cuerpo saludable

Para un cuerpo sano y bello

Para tener una auténtica belleza hay que tener una buena salud. Ninguna parte del cuerpo es bella si no está sana. ¿Acaso es posible pensar en una linda piel cuando ésta padece de resequedad y arrugas?

Relación entre las matemáticas y la belleza. Mediante dos sencillísimas ecuaciones podemos averiguar cuáles mujeres tienen mayores posibilidades para ser bellas y cuáles no.

Mujer saludable = Mujer con muchas posibilidades de ser bella.
Mujer no saludable = Mujer con muy pocas posibilidades de ser bella.

Estas ecuaciones se pueden aplicar a cana una de las partes de nuestro cuerpo: los labios, los dientes, el abdomen, la piel, las pompas, las piernas, etc.

Una imagen seductora. Si te has propuesto tener una imagen hermosa, que cautive y atraiga las miradas de los hombres que pasan cerca de ti; esta imagen será el resultado natural y evidente de que te has preocupado por conservar a tu cuerpo saludable.

Para poder lograr esto, tienes que conocer a tu cuerpo. Es muy frecuente que no conozcamos muchas cosas acerca de nuestro cuerpo; y, sin embargo que desde que nos despertamos, nos bañamos, caminamos, dormimos, estudiamos y trabajamos con nuestro cuerpo.

En consecuencia, no podemos vivir sin nuestro cuerpo y por lo tanto tenemos que conocerlo. Es por estos motivos que debemos descubrir aquellas partes de nuestro cuerpo que determinan nuestra belleza física.

Como primer punto, debemos conocer acerca de nuestro esqueleto. Las mujeres casi nunca le brindamos los cuidados que se merece a el fuerte armazón que nos soporta desde los pies hasta la cabeza. El esqueleto también es considerado como uno de los principales factores que determinan nuestra elegancia ya que de él dependen nuestra estatura, las proporciones de nuestro cuerpo (por ejemplo: las caderas, los hombros) y la armonía entre ellas.

En ese sentido, nuestro esqueleto ha ido evolucionando a través de los años. Las mujeres de hoy en día no tiene la misma fisionomía que las mujeres de hace 20,000 años. Esto es porque los cambios que ocurren en la fisionomía se producen muy lentamente, de generación en generación, y no se pueden apreciar en un corto periodo de tiempo.

Y, ¿Se puede cambiar nuestro esqueleto? Claro que una se puede hacer cambios de manera artificial, es decir, con cirugía y podemos corregir algún tipo de deformación limando un hueso (por ejemplo: en la nariz), insertando una prótesis (para aumentar la talla) o algún otro tipo de operación para reacomodar alguna parte de tu cuerpo.

Aunque estos procedimientos son costosos, hay algo que sí podemos y debemos hacer: cuidarlo y ejercitarlo para que conserve su firmeza y la armonía entre los huesos, ya que estos moldean nuestro cuerpo y determinan la elegancia de nuestros movimientos y posturas, como por ejemplo al caminar, bailar o simplemente al sentarse.

También debe pedirle consejos a su médico. Cuando tengas la oportunidad de visitar al médico, pídele que te derive a un especialista en osteopatía para que éste evalúe el estado de tu esqueleto y te recete o recomiende algún tratamiento para mantenerlo saludable. Para ello debes conocer cómo está tu columna vertebral y la calidad de tus huesos para poder reforzarlos.

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